sábado, 1 de octubre de 2016

Poseída y protegida por el jefe

Alicia Lacroix, una joven perdida en la ciudad de París, de padre Francés y madre De España, se veía con su graduado universitario en turismo en una mano y un piso que abonar en la otra. Terminaba de finalizar su beca erasmus y las facturas ya no se iban a abonar solas, con lo que, agobiada, admitió el primer trabajo que pudo. Y no supo dónde se metía. 

Su primera noche como secretaria del suntuoso restorán “Femme Rouge” la pasó echa un manojo de nervios, sobretodo al conocer a su jefe, el millonario Alexander Sokolov, un inmigrante ruso que hizo fortuna de la nada. Alto, musculoso, impresionante y muy profesional al comienzo, en cuestión de horas empezó a probar un particular interés en Alice. Su halo de misterio y su peligroso atrayente minaron poquito a poco las defensas de Alice hasta el momento en que cedió. Esa noche Alexander la abrazó en su pecho y entre sus sábanas, mas poquito a poco la mujer empezó a ver una cierta obscuridad en el misterio que envolvía al hombre. 

Una personalidad dominante, supervisora, feral, y el deseo de tener a Alice en cuerpo y psique. Por la noche siguiente, no solo Alexander resultó ser peligroso. Asimismo sus contrincantes. Y ahora era trabajo del mafioso no solo resguardarla y sostenerla a salvo, sino más bien asegurarse de conquistarla en cuerpo y ánima, atrayéndola cara un romance tan obscuro como franco.

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