«Dios mío, qué fue eso –pienso, cuando Álex me deja una breve pausa para respirar hondo–. ¿Acabo de tener un encontronazo con Dos Caras, o más bien con Dr. Jekyll y Mr. Hyde? ¿Dónde se ha metido el tierno de Álex? ¿Quién diablos es éste?»
Después de su concierto tan emocionante, él mismo no parece nada relajado. Este Álex es energía, pura y dura.
Desliza una mano bajo la falda:
–Hm –refunfuña mientras me acaricia las nalgas desnudas–. ¡Es verdad, no llevas nada! –Me penetra con dos dedos y se mueve dentro de mí. Me humedezco en un santiamén.
–Ven aquí –gruñe, empujándome hacia la cama de dosel.
No me opongo, todo mi cuerpo grita por sus caricias. Me lanza sobre la cama y sube el vestido, luego se quita la camisa y abre los pantalones.
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